México.- Gran sorpresa causó entre sus conocidos Rodrigo Pérez, un hombre mexicano de 29 años de edad, al asegurar “sentirse sumamente indignado y preocupado que el daño ocasionado a el denominado pulmón del mundo, el amazonas, afecte su salud”, tras los recientes incendios que destruyeron casi el 30% de la selva.
Lo paradójico de sus declaraciones se debe a que Rodrigo es un fumador apestoso que no respeta ni sus pulmones ni el de los demás, al ponerse a fumar cigarrillos donde quiera (y todavía se enoja si alguien le pide que apague su cigarro en un lugar público), por lo que no entienden porque esta tan espantado con el daño “al pulmón del mundo el Amazonas”, si él mismo pudre sus propios pulmones y los de otros con su vicio apestoso:
“Algunos dicen que El Amazonas no es el pulmón del mundo, pero claro que sí lo es ya que se trata de la reserva más grande del mundo. Obvio sirve para purificar el aire de toda la porquería que los humanos le damos al planeta. Todo el humo apestoso y peligroso que se genera lo desaparece en gran parte los árboles del Amazonas, por eso es el pulmón del planeta, y ahora con el daño la Tierra sufrirá graves consuenas, ¡yo no quiero enfermarme por culpa de haber dañado algo tan importante como el Amazonas al destruirlo con el fuego”, comentó mientras prendía un cigarro.
Tras declarar que “él cuida su salud y no quiere vivir en un planeta contaminado”, el hombre se enojó con una pareja que le pidió moverse de lugar en un parque público, ya que estaba fumando muy cerca del área de niños:
“Esto es un parque público y aquí no esta prohibido fumar, así como yo respeto que ustedes no sean fumadores, ustedes respeten lo que yo hago con mi cuerpo. Las calles son libres y lo siento, pero si a mi se me antoja un cigarrito no me voy a contener ni me voy a mover de lugar, solo porque ustedes no quieren que a sus hijos no los toque ni el sol. Además el humo casi ni les llega, solo les cae poquito en la cara, no sean exagerados”, comentó el hombre que ya no distingue que el humo de su cigarro provoca solo asco, porque ya se acostumbro a oler y saborear esa porquería.
Por: Omar Ariel Cortes