México.- Un “crossover” es la colaboración de dos personajes que resulta extremadamente llamativa, principalmente porque generalmente los involucrados tienen personalidades tan distintas que la gente no se los imagina trabajando juntos.
Por supuesto las expectativas de que dos seres tan distintos hagan un proyecto en conjunto crea mucha expectativa por el resultado final, el cual puede terminar siendo extremadamente llamativo, o resultar turbulento e inquietante.
¿Te has puesto a pensar que saldría si un ingeniero, esos eres borrachos que gustan de escuchar música banda, tomar cerveza todo el día, montar a caballo, conocidos por ser warros, que le dan duro a la chamba y sueñan con estar con una mujer a las cuales no han visto en años porque en su facultad hay puros varones, se mezclara con un filósofo, literato y otros personajes intelectuales wanna be que escriben aburridos y pretenciosos textos con la esperanza de convertirse en los eruditos que México esperaba?.
¿Qué pasaría si el rígido y exacto método cuantitativo se mezclara con las teorías marxistas, aderezadas con ideologías de Valentín Elizalde o Ariel Camacho, pero bajo los argumentos de Sor Juana Inés de la Cruz?, si, ese crossover resultaría tan perturbador como imaginas.
Precisamente eso fue lo que hicieron un grupo de ingenieros, quienes decidieron olvidarse del pisto y la banda para sacar su lado filósofo creando la revista “Littengineer”, tal vez pensando que las maquinas con las que trabajan tienen también un alma que de vez en cuando necesita escuchar una buena poesía para alimentar su espíritu, o porque saben que no todo en la vida es “jale” y también necesitan encontrarse con su energía interior, la cual no podrán descubrir con música de Los Plebes del Rancho pero si con las idílicas palabras de Octavio Paz y derivados.
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Aunque nadie pensaría que tipo contenido filosófico puede creer un ingeniero, las dudas son despejadas en la revista “Littengineer”, donde el contenido de los ingeniebros en su debut como literatos resulta variado e inquietante.
Para entender mejor la bizarra mezcla, uno de los escritores, que estudia ingeniería por las mañanas y letras hispánicas por la tarde (¿?) rompe el silencio y revela cómo es que decidió inscribirse a dos carreras tan diferentes, y dedicarse a arreglar maquinas en el día mientras en la noche crea poemas que el mismísimo Juan Rulfo envidiaría.
Tal vez esta publicación será el primer paso para romper para siempre la eterna rivalidad entre los ingenieros y estudiantes de ciencias sociales, sin embargo no dejamos de pensar que es lo que sigue; ¿las fresas wanna be de Comunicación creando un video blog las humildes chicas de Enfermería?, ¿los pandrosos de Sociología juntos en un bufete jurídico con los mirreyes de Derecho?, ¿los jóvenes que estudian Educación Física haciendo un plan de ejercicios en coordinación con los de Sistemas Computacionales que no han salido en años de sus casas por estar todo el tiempo jugando World of Warcraft?.
¿Será esta revista el primer “crossover” de una serie de bizarras y raras colaboraciones entre profesiones que no tienen nada que ver entre sí?, mira la publicación dando click aquí y saca tus propias conclusiones
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Por: Omar Ariel Cortes