Comadres rompen amistad de años luego de que ambas intentaran “apañarse” el centro de mesa de unos XV años

México.- Momentos de furia y enojo experimentaron Doña Conchita y Doña Juana, dos reconocidas comadres de su colonia, luego de que ambas se pelearan por llevarse el centro de mesa que regalaban en los XV años de Lupita, la hija de una de sus vecinas.

Las marchantas revelan que el problema se desató porque las dos quisieron “apañarse el centro de mesa” que dieron en el evento (una hermosa muñequita de porcelana parada sobre un florero con el nombre grabado de la cumpleañera), y señalan que el enojo fue tanto que incluso rompieron su relación de amistad de años, aún y cuando ambas son comadres ya que Conchita es la madrina de primera comunión de la hija mayor de Juanita:

“Ya sabía que si la Lencha (la mamá de la festejada) nos ponía en la misma mesa iba a ver problemas, sobre todo porque en esas fiestas solo dan un recuerdo por mesa que al final solo crea conflictos porque todos se pelean por llevárselo.

Mi ex comadre y yo ya le habíamos dicho que nos pusiera en diferentes lugares, le dijimos que a media fiesta nos cambiarnos a una misma mesa para criticar a todos los de la fiesta  para echar chisme gusto y ya al final volveríamos a irnos cada una a nuestra nuestros asientos y así las dos saldríamos con un centro de mesa, ¡pero no!, la Lencha prefirió sentarnos en el mismo sitio a pesar de que ya sabía que el arreglo sería la manzana de la discordia y podría acabar con nuestra amistad”, comentó Juana.

Conchita por su parte menciona que (con la pena) ella llegó primero para apartar el arreglo:

“Cuando me di cuenta que Juana y yo teníamos designada la misma mesa decidí llegar 30 minutos antes de la hora citada para apartar el arreglo. En total estuve cerca de 2 horas ahí sentada sola como perro porque ya ven que todos llegan más de una hora después de la hora que dice en la invitación. Neta que mala onda que la Juana al final haya tenido el descaro de decirle al Lucho (su hijo menor) que cogiera el centro y se lo llevara, ni siquiera tuvo el valor de agarrarlo ella misma con sus manos, tuvo que mandar a su hijo a que lo tomara a escondidas como si fuera una ratera”, confesó.

Concha comenta que al final Juana se hizo la sorda y se fue con el arreglo:

“La verdad que poca, ese arreglo ya me urgía para ponerlo en mi vitrina porque mis vecinas ya tienen más centros de mesa que yo, y la gente piensa que a mí ya nadie me quiere invitar a las fiestas porque tengo menos recuerdos que ellas.

 

Que poca madre de la Juana, yo en las tandas siempre la ponía en los primeros números a pesar de que siempre le tocaban los últimos, y hasta le daba los tuppers del Avon que vendo y que eran de regalo para otras clientas que si me habían comprado producto. No se vale, pero todo esto se paga, espero que a todas las fiestas que vaya alguien le apañe los arreglos y no junte ninguno, y todos los de la cuadra piensen que ya nadie la quiere invitar a la fiestas por liosa”, puntualizó molesta.

 

Por: Omar Ariel Cortes

 

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