Estados Unidos.- Hace varios meses se viralizó en todo el mundo el movimiento #MeToo en donde famosas de Hollywood decidieron “romper el silencio” y revelar a los medios los múltiples casos de acoso sexual que han sufrido, así como el nombre de los agresores, y en varios casos, confesar que llegaron a ser violadas.
Por supuesto muchas dicen la verdad, sin embargo, otras aseguran que “si accedieron por voluntad propia a los encuentros” para obtener protagónicos o escalar profesionalmente, cosa que puso a pensar sobre en qué momento intercambiar un favor sexual por obtener un trabajo se considera violación, y en que momento una famosa accede a prestar su cuerpo para obtener un bien material (o en este caso un protagónico).
El movimiento fue iniciado por la actriz Rose McGowan, quien narró cómo fue violada por el productor Harvey Weinstein, que es el principal depravado acusado de abusar de literalmente decena de actrices.
A la lucha se sumó la actriz italiana Asia Argento, conocida por protagonizar varias películas en su país aunque también ha actuado en Hollywood (y famosa por ser hija de uno de los mejores de cine de terror en la historia). Asia aseguró que también fue víctima de Weinstein y –según sus palabras- de otros depravados, apoyando la lucha para que no se obligue a ninguna persona a tener encuentros íntimos contra su voluntad.
Sin embargo, las cosas rápidamente se voltearon y ahora Argento ha sido acusada “de violar” en el año 2013 a un actor de entonces 17 años (en ese tiempo ella tenía 37), obligándolo a tener relaciones pese a ser menor de edad y mostrarse indispuesto.
Es el actor Jimmy Bennett (que actualmente tiene 22 años y que paradójicamente interpreto al hijo de Argento en una película del 2003) quien acusó a la actriz de “haberle hecho oral sin su consentimiento, y aprovechando que su miembro ya estaba parado, la depravada lo obligó a penetrarla”.
El chico señala que “sufrió un daño psicológico y emocional irreversible” por el hecho de que una mujer 20 años mayor lo incitará a tener relaciones, y parece que la actriz en su momento realmente se arrepintió ya que –según la víctima- ella le dio casi $400 mil dólares para no acusarla e iniciar una batalla legal, ya que la seria juzgada por pedofilia.
Argento además pagó $200 mil dólares extra para que el joven no mostrará una foto de ellos desnudos en la cama, por lo que la imagen no puede ser revelada ya que Asia tiene los derechos.
Ante esto, la propia creadora del #MeToo, Rose McGowan y amiga de Asia, pidió “ser amables con la acusada” ya que no está comprobado que realmente el supuesto abusó haya sucedido:
“Ninguno de nosotros sabe la verdad de la situación y estoy segura que se revelará más. Sean amables”, escribió en su Twitter apoyando a su colega.
Las criticas rápidamente se dispararon, ya que si bien gracias al movimiento #MeToo muchos acosadores reales fueron destapados, también muchas mujeres se aprovecharon de la moda de fingir acoso para sacar un beneficio o desprestigiar a alguien inocente, y los hombres señalados rápidamente fueron enjuiciados, y su reputación fue puesta en tela de juicio por el simple y sencillo hecho de ser varones.
Y es que si bien muchas mujeres tienen más “desventajas sociales” ya que supuestamente son señaladas más fácilmente, los hombres también son víctimas de este linchamiento como sucede en estos casos, donde el simple hecho de que una fémina diga que fue abusada es motivo suficiente para condenar a alguien sin saber si es verdad o no, entonces ¿por qué reaccionar de forma distinta con una supuesta acosadora solo por ser mujer?.
Lo mejor en estos casos es ser neutros hasta que se sepa la verdad (ya que realmente hay muchos loquitos y loquitas que por atención o intereses fingen ser violados), e investigar los casos para descubrir si realmente un hombre o mujer cometió un delito de abuso, y no ser convalecientes pero tampoco linchar inmediatamente a alguien que es señalado, independientemente del sexo que sea el acusado.
Por: Omar Ariel Cortes