1.- Era obligatorio tener que rezar los lunes: no conforme con tener que chutarte los honores a la bandera, era obligación de los estudiantes agradecerle a Dios las mañanas de cada lunes (por lo menos durante 30 min) “todas las bendiciones que te había dado”. Lo paradójico era que las monjas o padres en lugar de incentivarte para que le agradecieras a Dios por voluntad propia te amenazaban a punta de reglazos que si no orabas te ibas a ganar el infierno y lo peor, podrías reprobar el año.
2.- Las clases de catecismo eran parte del plan curricular: ¿de verdad existen personas que viven de ser maestro de catecismo?, aunque parezca absurdo hay gente que no son curas ni monjas pero se especializan en ser maestros de catecismos y enseñar a los niños “el camino para llegar al cielo”. Para estas personas no importa que un niño sea un alumno de lo peor que le hace bullying a sus compañeros más débiles, si el estudiante contesta correctamente las preguntas del examen de catecismo (¡porque hay examen!) y pasa con 10 entonces quiere decir que es un excelente católico que está a punto de ganarte el paraíso, no importa que tan malvado sea el niño en la vida real.
3.- Las monjas lejos de ser lindas y buenas personas como Dios manda, generalmente eran amargadas y mamonas: es verdad que muchas sí cumplen con la celestial personalidad que se supone deben de tener por estar casadas con Dios, pero muchas (la gran mayoría) por alguna extraña razón son déspotas, amargadas, groseras, mamonas e incluso llegan a agredir a los estudiantes físicamente. Estas mujeres te quieren obligara a ser buena persona… pero a costa de golpes o maltratos y sin que ellas pongan el ejemplo.
4.- El pase al cielo de un alumno se acaba cuando sus papás no tienen para pagar la colegiatura: una cosa es pregonar la palabra del señor y otra muuuuuy diferente son los negocios, así que con la pena, las monjitas le quitan el pase al cielo a un alumno si los papás no tienen para pagar la colegiatura. Ellas aseguraran que están dedicadas en cuerpo y alma a guiar a los alumnos por el buen camino… pero solo si los padres tienen dinero (si no tienen para eso hay escuelas públicas donde el niño está condenado a irse directamente al infierno porque ahí no rezan los lunes de cada mañana ni les enseñan catecismo).
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5.- Las obras de teatro o festivales siempre estaban relacionadas con algo religioso:acéptalo, si es hombre seguramente alguna vez personificaste a alguno de los 12 apóstoles y si dabas el gatazo representaste a Jesús (lo más alto a lo que podías aspirar en esa época). Si eras mujer seguramente representantes a una mujer sufrida como María la madre de Jesús o María Magdalena, pero si los papeles ya estaban ocupados te tenías que conformar con ser un ángel y en el peor de los casos un personaje de relleno, como un árbol.
6.- La principal enseñanza era que no te podías ganar el cielo si no sufrías: por alguna extraña razón te enseñan que si te quieres ganar el cielo tienes que sufrir (no hay de otra) por lo que era común que te obligaran a despojarte de tu juguete más querido para dárselo a un niño pobre (si no era el que más querías no contaba y te ibas a ir al infierno) o incluso te metían en la cabeza cosas extremadamente traumáticas y sádicas como que cada que te portabas mal le daban un latigazo a Jesús y al final era tu culpa que sufriera, entre otras aterradoras ideas.
7.- Los regalos del día de la madre o el padre eran siempre cosas católicas: era común hacer una cruz con reglas de madera para el día del padre o tejer una servilleta con la imagen de Jesucristo o la Virgen para dársela a tu madre en su día. Si era algo más sencillo como una tarjeta tenía que haber siempre un símbolo religioso y agradecerle a Dios primeramente, sino simplemente el regalo estaba maldito y era blasfemo (y tú te ibas a ir al infierno).
Extra.- El uniforme lo tenías que comprar exclusivamente en la escuela si no no estaba bendito y te ibas a quemar en las llamas del averno par siempre (al final de cuentas esas instituciones son un negocio y hay que exprimirle hasta la última gota al dinero de los padres ¿no?).
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Por: Omar Ariel Cortes