México.- Juan Sánchez, un hombre bastante común y más corriente, ingresó el día de hoy a ver la esperada película “El Joker”, cinta que aseguraba “era una obra de arte” aunque no la había visto, sin embargo “con solo ver el tráiler, la sinopsis y las críticas” sabía que sería una joya, pese a que asegura “él se caracteriza por tener criterio propio y no dejarse manipular por nada ni por nadie”.
Entrando con la mentalidad predispuesta de que tenía que decir que había visto una obra profunda, metafórica y con mensajes ocultos (o de lo contrario quedaría como un naco inculto), el hombre en vez de disfrutar la cinta se la pasó cada segundo analizando el trasfondo de cada escena, porque ya le habían dicho que solo los de alto coeficiente y sensibilidad entienden el sentimiento humano que esconde el guion, y tenia que salir sintiéndose erudito, o todos se burlarían de él por no comprender la profundidad del film
Dicho y hecho, aunque la película le pareció excelente pero para nada modificó su comportamiento ni le pareció lo más impactante que haya visto, se hizo a la idea de que era la obra maestra de la década y una de sus películas favoritas de toda la vida, asegurando que jamás había visto una cinta que refleja mejor los sentimientos humanos, y no solo eso, sino que salió sintiéndose psicoanalista profesional, por según él haber entendido el comportamiento humano del Joker y papeles secundarios, sin saber que entendió el arco de los personajes no porque tenga un coeficiente intelectual sorprendentemente alto, sino porque el director filmó la película para que todos la comprendieran, y salieran sintiéndose unos eruditos:
“Me pareció interesante que hayan humanizado un personaje de los comics, y todas las situaciones pese a desenvolverse en el mundo de Batman se hayan alejado del estereotipo fantástico y caricaturesco, y nos haya mostrado la psique de un personaje enfermo, cuyo entorno no permite que tenga un poco de cordura.
En los comics arrojan al acido al Joker para volverlo un mounstro, aquí simplemente lo arrojan a la sociedad y terminan deformándolo. Ahí te encargo ese y otros detalles que de seguro no entendiste, porque lo más probables es que solo te enfocaste en la sangre y violencia, y no el trasfondo mental que tiene escondido cada uno de los roles, y nos descifra a la perfección la psique del comportamiento humano”, relató.
El hombre mencionó que al salir de la sala no hablo ni dijo nada, simplemente se limitó a ver como los humanos patéticos a su alrededor son conformistas, pero a la vez tener esa dualidad del Joker y entender que él es un Godínez sin metas en la vida, y sin valor a renunciar al trabajo donde lleva 5 años y es infeliz, simplemente porque la sociedad lo ha orillado a actuar de la misma forma conformista para encajar, y por eso vive en un eterno dilema emocional como El Joker:
“Al salir de la sala simplemente miré a todos y analicé su conformismo y como funcionan como engranes en el entorno que los ha manipulado para ser unos fantasmas sociales. No sentí lastima por ellos, por quien sentí lastima fue por mi ya que he caído en el juego social de permitir que mis traumas sean más fuertes que yo, y no tener el valor de renunciar a la vida que odio.
Sin embargo siempre sonrió, primero porque tengo una condición que me provoca reírme constantemente sin querer, y segundo, porque por más que intento salir siempre hay alguien que detiene mis sueños, pese a que intento ser un ser alejado del estereotipo y ayudar a la podrida sociedad.
Veo a otros que no les importan las persona a su alrededor, que los humillan y los denigran, y sí, esa es la sociedad podrida. Solo hacemos unos cuantos que respetemos, y a quienes nos tachan de locos y fracasados, pero somos los que entendemos la pisque y alma humana, y por eso nos tachan de raros.
Siento lastima por todos, por como en vez de vivir instantemente se la pasan enjuiciando y criticando a los demás, y como el rechazo y las burlas a los otros por los complejos sociales es lo que impide que avancemos emocionalmente, por no respetar las diferencias”; comentó el hombre de forma profunda y metafórica, para luego molestarse por ver a dos hombres besándose, y pedirles que se dejen de mostrar afecto por ser “maricones”.
Por. Omar Ariel Cortes