México.- Luego de prometer durante 15 años que “tendría una vida austera si ganaba la presidencia” y (según él) viviría como un ciudadano de clase media baja, e incluso prometiera que “abriría Los Pinos al público” y Palacio Nacional no sería usado como su residencia ya que utilizaría ese espacio exclusivamente como oficinas de gobierno, el mandatario López Obrador informó que “ya lo pensó bien” dejará su “modesta” casita ubicada en la delegación Tlalpan (ni tan humilde) para mejor irse a radicar con su familia al imponente edificio del Palacio Nacional, aunque según ya había informado que sería utilizado como sede de una Secretaría.
Bajo el pretexto de que “en varias ocasiones se le ha hecho noche en Palacio Nacional y le da miedo (o flojera) regresarse a su casa en la madrugada (y con eso de que no tiene helicóptero)”, AMLO señaló que en breve él y su familia agarraran sus chivas para irse a vivir al lujoso edificio frente al Zócalo Capitalino, lugar que tanto criticó en el pasado por servir de residencia para los mandatarios “mientras el pueblo se moría de hambre”, y que ahora, se convertirá en la ostentosa morada donde pasará sus noches.
Andrés Manuel además intentó echarle la culpa de su decisión a Felipe Calderón, señalando que durante su mandato construyó un departamento dentro del Palacio “y pues ya que está ahí hay que aprovecharlo”, echándose para atrás (que raro) en destinar ese espacio publico para la gente, o para ahorrarle gastos al gobierno en renta y usarlo de oficina para alguna dependencia.
Por supuesto no tiene nada de malo que se mude, pero cae mal que con el afán de ganar prometió cosas sin sentido y que ni venían al caso, como empezar a decir que “para demostrar su austeridad” jamás usaría Palacio Nacional como residencia, o que solo viajara en vuelos comerciales, por lo que no sería raro que en breve salga con que “mejor si usará un avión privado para que no se le haga tarde”, y al final terminé adueñándose del avión de $3 mil millones de pesos de Peña Nieto, que tanto presumió que vendería.
¿Por qué simplemente no dice argumentos coherentes?, en vez de prometer tantas cosas que no vienen ni al caso, pero que sirven para darle “más atole con el dedo” a la gente, y mantenerlos enajenados.
Por: Omar Ariel Cortes