México.- Gran controversia causó un grupo de médicos al revelar que podrían haber encontrado la causa definitiva del porque a nuestro señor presidente, Enrique Peña Nieto, se le dificulta tanto pensar y razonar, y sus ideas nunca tienen coherencia.
Los doctores comentan que vieron la fotografía que EPN colocó el año pasado en su cuenta oficial de Facebook de cuando era bebé (para festejar el día del niño), y rápidamente se percataron que Enrique “tenía la mollera caída”, lo que seguramente causó un daño irreversible en su cerebro:
“Cuando los bebés nacen tienen el cráneo separado, a esa abertura se le conoce como mollera, es entre los 7 y 19 meses de edad que los huesos de la cabeza comienzan a fusionarse hasta finalmente cerrarse, durante ese lapso los papás deben de tener mucho cuidado con no tocar ni lastimar la cabecita porque podrían dañar el cerebro.
En la foto que Enrique subió de cuando era bebé claramente nos percatamos que tiene la mollera caída; podemos darnos cuenta por el pequeño hundimiento que se mira en la parte central y en una de las partes el cabello está ligeramente comprimido, son detalles que una persona que no es experta no puede distinguir, pero a nosotros no nos queda duda de que tenía la mollera aplastada y eso le provocó daños irreversibles”; dijeron.
Los expertos señalan que otro síntoma es el exceso de cabello que Nieto tenía: “una mollera caída provoca que el cerebro (al verse amenazado) libere una sustancia que incita a que el cabello crezca en exceso a modo de protección. Como prácticamente no hay un hueso que proteja al cerebro, si una persona daña la mollera el cuerpecito del bebé tratará de defenderse creando un exceso de cabello para amortiguar los futuros golpes”, confesaron.
Por su parte, una señora de nombre Rocío Gómez que asegura haber sido la nana de Peña cuando era bebé comenta que los médicos tienen razón: “a mí me contrataron para cuidar del pequeño Kike, varias veces le advertí a los señores (los papás de EPN) que no le sobaran la cabecita a su niño porque le dañarían la mollera pero a ellos les valía.
Además de que se la sobaban, le daban pequeños zapes a modo de broma y hasta le ponían cosas en la cabeza. Los señores no entendieron que le hacía mal hasta que el doctor les dijo que ya le había dañado su cerebro para siempre por no haber tenido cuidado con su mollera. Recuerdo mucho a Kike, era un niño simpático y bonito pero siempre que lo cargaba me quería robar mi cadenita de oro u otras cosas que traía, era muy tierno pero había que cuidarse de él si no las cosas desaparecían”, comentó la señora.
Por: Omar Ariel Cortes