México.- Gran sorpresa se llevó Armando Pérez, un joven de 13 años de edad, al darse cuenta que las camisas ya no le entraban tan fácil y comenzó a batallar para que le cerraran sus pantalones tras engordar poco más de 7 kilos en solo 3 días.
Armando acepta que “si engordó un poquito” pero señala que no fue su culpa ya que durante 3 días seguidos se quedó con las tardes con su abuela (que vive al otro lado de la ciudad) y no le quedó más remedio que aceptar las decenas de deliciosos platillos que la mamá de su mamá le preparó con amor:
“Mi papá llega hasta la noche de trabajar y mi mamá trabajaba en la mañana pero esta semana se cambió de empleo por lo que le pidió a mi abuela que si podía cuidarme en las tardes y darme de comer en lo que se acomodaba. Aunque mi abuela vive en la misma ciudad solo la vemos los fines porque vive al otro lado por lo que estaba encantada de tenerme en la casa y alimentarme ya que -por alguna extraña razón- una de sus mayores alegrías es darnos de comer a la familia (sus otras alegrías son darnos a los nietos dinero enrollado como si nos estuviera pasando un sobre con droga sin que nuestros papás se enteren, y tejernos suéteres para estará abrigados siempre aunque el clima este a 50°)”, señaló.
“Siempre que voy a visitarla los fines salgo con medio kilo de más. Como soy deportista fui con la mentalidad que iba a comer solo poco para no perder condición, sin embargo el primer día que me quedé en su casa me percaté que me había preparado más de 7 platillos diferentes solo para mí y la verdad no pude contenerme. Pensé en probar solo un bocado de cada cosa pero terminé comiendo tres porciones de cada platillo, lo peor es que al finalizar me tenía preparado varios postres caseros deliciosos y la tentación me venció, literalmente comí como puerco”, señaló.
El chico señala que la abuela le pidió que se pusiera cómodo en la sala mientras ella le llevaba más botana: “me llevé mi Xbox y mi abue muy amable me dijo que no me levantara para nada porque todavía era un niño y necesitaba sus cuidados. Toda la tarde me la pasé jugando mientras ella me traía infinidad de platillos. Así fue durante 3 días en lo que mi mamá se acomodó en su trabajo, lo malo es que ahora mis pantalones no me cierran”, comentó.
Armando reconoce que ya tiene “pancita” y todos le dicen que se ve más cachetón: “generalmente cada que voy con mi abue engordo medio kilo pero como esta vez estuve más horas por ende salí con más kilos. Sinceramente no me arrepiento de nada, ya después con dieta y un poco de ejercicio lo bajaré, por lo mientras lo bailado nadie me lo quita“, puntualizó.
Por: Omar Ariel Cortes