Puebla.- Gran sorpresa causó entre los habitantes de su aldea Tlaxcala, Jacinto Sánchez, un hombre que decidió romper con la tradición de casarse solo con mujeres de la localidad, y contrajo matrimonio con una chica de Puebla, el estado que es su capital pero que los tlaxcaltecas se rehúsan a aceptar.
Según comentan los 40 habitantes que hay en Tlaxcala, el hombre decidió contraer matrimonio con la foránea “para aspirar a una mejor calidad de vida”, e incluso, espera obtener la nacionalidad poblana para tener mejores probabilidades de salir adelante, señalando que en su aldea jamás iba a poder sobresalir, y argumentando “que no podían tacharlo de traidor”, ya que los tlaxcaltecas traen ese gen en la sangre:
“Lo lamento por Juanita, la mujer con la que me tenía que casar porque es la única de Tlaxcala que no era mi prima o familiar, pero yo quiero aspirar a una mejor calidad de vida. ¿Qué voy a hacer aquí en Tlaxcala?, ¿servir toda la vida tacos de canasta?, ¿llevar a los turistas a ver la escalera eléctrica?, ¿o presumir todo el tiempo que Carlos Rivera es de nuestro territorio?.
La otra vez me atreví a cruzar el letrero que divide a Tlaxcala de Puebla, y conocí a Yadhira, la mujer que amo y con la que me casaré, y no es por conveniencia, pero ya iniciamos los trámites para obtener la nacionalidad poblana cuanto antes, y salir para siempre de esta aldea.
Los tlaxcaltecas han comenzado a decir que soy un traidor y me da risa, porque todos en México saben que no solo yo soy así, sino todos los que vivimos aquí somos unos viles traidores. Lo ultimo que le grite a los habitantes de mi pueblo fue si no recordaban la historia, que traemos la traición en la sangre, y lo único que hicieron fue quedarse callados mientras venían como cruzaba el letrero de bienvenidos a Puebla. Y aunque solos nos separarán 200 metros porque viviré en la frontera con Tlaxcala, ahora soy pipope orgullosamente, y mi calidad de vida mejorará considerablemente”, dijo.
El hombre señala que aunque suene ridículo, casi llora de felicidad al ir a la CDMX, y todos lo trataron de forma decente al revelar que era pipope y no tlaxcalteca: “anteriormente cuando salía a otro estado y decía que era de Tlaxcala la mitad de las personas se me quedaban viendo como si estuviera loco, porque decían que me estaba inventando una ciudad que no existe, y la otra mitad me miraba con odio por haber traicionado a nuestros antepasados.
En cambio ahora que digo que soy de la chula Puebla no me tratan bien pero por lo menos no me ven con odio. Soy feliz y lo mejor es que ya no tendré que fingir, ahora que me casé con mi pipopa seré oficialmente poblano, y mi vida va a cambiar como siempre lo soñé”, comentó el hombre, que después de Carlos Rivera es el segundo tlaxcalteca que logra salir de su estado fantasma.
Por: Omar Ariel Cortes