México.- La doble moral, la religión y ahora la obsesión enfermiza por López Obrador definitivamente son los 3 mayores canceres del país, que aunque poco a poco desaparecen, aún faltan décadas para que lleguen a su fin.
Uno de los problemas que aqueja a la sociedad mexicana y por la que muchos consideran “que jamás dejaremos de ser un país tercermundista”, no son simplemente las malas decisiones políticas; también son por las costumbres sociales que el mexicano tiene y parece no querer dejar ir
Ya que además de permitir la corrupción e impunidad, el mexicano se empeña en darle prioridad a otros temas, como criticar algo que cada vez es más común como la homosexualidad.
Desafortunadamente (o más bien afortunadamente) generalmente son las personas de la tercera edad las que se aferran a sus costumbres de hace 50 años, y si bien hay jóvenes que las replican, es cada vez más la gente que se enfoca en vivir su propia existencia, y no estar criticando a los demás.
Las personas de la tercera edad no entienden que muchas veces dicen pura estupidez, y aseguran actuar “de la forma más correcta” pero sus acciones hacen que se contradigan, y si se los dices, se emputan como si tuvieran la razón sin ningun argumento.
Así ocurrió con el reciente caso del señor Vicente Fernández, que sí, a todos nos encanta su música y la usamos para ponernos pedos, pero que desgraciadamente no deja de tener costumbres añejas y estaría bien que las tuviera, sino fuera porque se contradice y lo peor, él tiene un vida más promiscua, pecaminosa e indecente que la gente que critica.
Nos referimos a las recientes declaraciones donde confesó “que rechazó que le trasplantaran un riñón porque temía que fuera de un homosexual o drogadicto”, y vámonos por partes:
En primera, el señor es mega borracho, así que no puede quejarse de que alguien le done su riñón “por tener una vida de excesos” cuando no es por justificar a los drogadictos, pero el alcohol hace mucho más daño que la mota o la coca al riñón, por lo que seguramente esta parte del cuerpo de un drogadicto es más sana que las que él tiene.
Segundo y lo más patético, estúpido e incoherente, asegura que “no aceptó el riñón de un gay por respeto a su mujer, ya que no le iba a faltar al respeto durmiendo con ella con la parte de un homosexual adentro”:
A esto solo decimos: señor usted lleva AÑOS PONIÉNDOLE EL CUERNO A SU MUJER FRENTE A MILLONES DE PERSONAS, NO PUEDE HABLAR DE RESPETO. Considera la promiscuidad como al chistoso. pero por más dinero que tenga su mujer es el hazmerreir del pueblo porque por dinero soporte estar junto a alguien que la denigra siéndole infiel cuando quiere, ya que en múltiples ocasiones a sus 80 años ha salido en los medios besándose con mujeres de 40, 30, y si, hasta 20 años.
El señor rabo verde, aprovechándose de su talento, es capaz de engatusar mujeres jóvenes sedientas de fama o dinero, que son capaces de perder la dignidad al besarse con una persona de la tercer edad, mientras Vicente, que critica a los gays y asegura respetar a su mujer, le parece chistoso ponerle el cuerno a nivel internacional.
Ahora, suponemos que el riñón se lo iban a trasplantar en un hospital de primer calidad donde los estándares de seguridad son muy altos, por lo que no le iban a trasplantar un órgano echado a perder, o si su preocupación era que lo contagiaran de VIH por ser el riñón de un gay, pues los heterosexuales también son portadores. Y repetimos, suponemos que en el hospital hacen las pruebas de seguridad necesarias, y no iban a aceptar el riñón de alguien VIH positivo independientemente de ser gay u homosexual,o un riñón echado a perder.
Además, a usted le parece “más denigrante” dormir junto a su mujer con el riñón de un gay porque eso es faltarle al respeto, pero llega a su casa y la besa lleno de babas de otras mujeres ¿eso le parece respetar a su esposa?.
Además, 7 de cada 10 personas tiene papiloma humano, eso quiere decir que siendo usted tan promiscuo hay altas posibilidades de que se haya contagiado de esto, y si, al llegar a su casa y dormir con su mujer, seguramente se los traspasó, por lo que pegarle una enfermedad de transmisión sexual a su esposa por andar de promiscuo ES FALTARLE MÁS AL RESPETO QUE TENER EL RIÑÓN DE UN GAY ADENTRO.
Así que su promiscuidad y sus costumbres añejas, dañan más a su esposa, que tener un órgano que fue de un homosexual.
Por: Omar Ariel Cortes