México.- Cualquiera pensaría que con la nominación al Óscar de la actriz indígena Yatliza Aparicio, La Academia de Hollywood ha dado un paso importante al “por fin reconocer a este grupo minoritario”, lo que significa abrirles las puertas a este sector, y frenar la discriminación y racismo que han enfrentado por años.
Muchos incluso consideran que La Academia solo está utilizando a Yalitza “para reivindicarse” y quedar como nobles personas que dan visibilidad a los más vulnerables. Tal vez esto podría ser así (aunque no se puede negar que su actuación fue bastante buena), sin embargo, tampoco se puede negar que aunque pasan las décadas, las minorías siguen siendo segregadas y seguramente esto continuará por varios siglos más.
Tan es así, que aunque muchos alaban que el Óscar por fin reconoció a una indígena, la realidad es que desde los años 50´s ya se habían “preocupado” y habían valorado el talento de un actor mexicano indígena, que fue nominado en 4 ocasiones, ganando 2 veces la codiciada estatuilla dorada.
Se trata de Anthony Quinn, el actor mexicano nacido en Chihuahua en 1915 y que debutó en el cine de Hollywood en 1936, y que dicho sea de paso, tuvo una vida muy similar a la de Aparicio ya que antes de dedicarse a la actuación era discriminado por su raza y por venir de una condición humilde, trabajado en distintos oficios como albañil, agricultor y obrero.
De padre irlandés y madre 100% indígena, el hombre heredó las facciones fuertemente aztecas de su familia materna, que en un inició solo le permitieron obtener los típicos papeles de latino jardinero, pandillero o ladrón, hasta que los productores notaron su talento y terminaron dándole roles de empresario, pintor, intelectuales, y hasta encarnó personajes de otras nacionalidades como hombres italianos, griegos, y un sinfín más.
El histrión jamás se avergonzó de sus raíces indígenas, y es por eso que después de ganar dos Óscar a mejor actor de reparto por “¡Viva Zapata!” y “El loco del pelo rojo” (donde interpreta al pintor que le corto la orejea a Vincent van Gogh), siguió aceptando roles que lo estereotipaban como mexicano, aunque con personajes que aportaban algo artísticamente y se alejaban de ser solamente jornaleros o delincuentes.
Quinn además fue nominado al Globo de Oro en 5 ocasiones, y aunque nunca lo ganó en 1987 le entregaron el “galardón a la trayectoria”, convirtiéndose así en el único actor mexicano en obtener los reconocimientos más importantes del cine.
El hombre jamás renegó de ser mexicano o ser indígena, pese a que como sucede con un país altamente racista, eso le impidió en un inició obtener papeles “importantes”, y tan orgulloso estaba de sus raíces que tras convertirse en uno de los iconos de Hollywood y ganar el Óscar, siguió filmando cintas mexicanas como la multi aclamada “Los hijos de Sánchez”, donde encarnó a un macho mexicano de clase baja, que vive en un cuarto de vecindad con 15 miembros de su familia.
Finalmente, Anthony falleció en el año 2001 víctima de las potentes medicinas que le suministraban por tener cáncer.
Tras su muerte, ningún otro actor indígena ha sido tan reconocido y ha tenido tanta popularidad, hasta ahora con el caso de Yalitza Aparicio que ha sorprendido a muchos por ser la primera actriz de su raza, aunque desde hace 70 años, un actor similar ya había sido reconocido a nivel internacional.
Por: Omar Ariel Cortes