México.- Gran sorpresa se llevó la familia de Gertrudis Sánchez, una mujer de 45 años de edad, luego de que fuera al súper más cercano de su casa solo por un litro de leche y regresa con una pantalla de plasma de 32 pulgadas, pese a que no la necesitaba y no tenía el dinero de sobra para comprarla.
Los familiares señalan que con la nueva televisión, ahora tienen 4 pantallas “arrumbadas en el garaje sin estrenar”, ya que Gertrudis asegura no ser una mujer más del montón, pero año con año termina sucumbiendo a las ofertas de El Buen Fin, aunque sabe que es una vil estafa:
“En los últimos 4 años ella ha comprado televisiones, bocinas, juguetes, electrodomésticos, y un sinfín de cosas que no necesitamos pero que las adquiere por ver a toda la gente emocionada por El Buen Fin, y no resiste adquirir algo.
Esta vez le prohibí salir de la casa porque en los últimos 4 años ha llegado con pantallas que no necesitamos y siempre nos endeuda. Pensamos que esta vez se controlaría, el problema es que nos engañó ya que dijo que iría por un litro de leche a la tienda, y regresó con la televisión que no sirve para nada, porque incluso cada uno de nuestros hijos tiene dos teles en su cuarto y tenemos 3 en la sala, pero ella sigue contagiándose por la fiebre de El Buen Fin y compra cosas innecesarias”, dijo el esposo.
Por su parte, Gertrudis señala que intenta controlar sus compras compulsivas en esta época de estafas, pero simplemente no puedo: “a 2 cuadras de mi casa hay un supermercado y mi idea no era entrar estos días, quería comprar la leche en la tiendita de la esquina pero estaba cerrada precisamente porque los dueños se fueron a aprovechar las ofertas del Buen Fin.
Yo ya me he dado cuenta que las supuestas promociones son en realidad una estafa, puras cosas que les aumentan la mitad de su valor para luego supuestamente rebajarlas y no darlas igual, sino venderlas incluso más caras.
Había visto que la tele que acabó de comprar hace 3 meses costaba más barata, pero realmente no pude controlarme: tuve que entrar al super a comprar la leche y veía a todos tan emocionados gastando el dinero y endeudándose a lo pendejo. No podía quedarme atrás, la gente iba a decir que era una pobretona si solo compraba la leche. Además no podía ser la única sin salir con mi pantalla, perdón pero no pude soportar la tentación de que la televisión estuviera de $11,500 a solo $10,900, y con una bocina de regalo, tenía que aprovechar”, comentó entristecida.
La mujer señala que ha intentado vender las teles que tiene arrumbadas y no ha abierto, pero se las quieren comprar mucho más baratas de lo que las pagó: “aunque están cerradas y con el sello de garantía me quieren dar la mitad por ellas, porque dicen que ya salieron de la tienda y eso demerita su valor, así que prefiero tenerlas de repuesto por si un día se descompone una, a perder la mitad de mi dinero, y todo por esa maldita trampa de El Buen Fin”, puntualizó llorando al pensar lo que tardará en pagar la televisión.
Por: Omar Ariel Cortes, idea de: Luis Morales