Nuevo León.- como si se tratara de un puesto de tacos al que “ahí se lo encarga a su compadre por 6 meses en lo que se va de vacaciones”, así regresó Jaime Rodríguez “El Bronco” a gobernar Nuevo León luego de botar su mandato para luchar por sus sueños de obtener la presidencia de la república, dejando desamparados a los pobres regios.
Y es que si bien es permitido que gobernantes pidan licencia para realizar otra cosa, resulta sorprendente que en la mayoría de trabajos te corran a la segunda o tercera falta, mientras que en los puestos de gobierno “ahí le puedes encargar el trabajo a alguien de tu confianza” mientras te vas a hacer otras cosas, como si gobernar un estado fuera una labor “a la ligera y al ahí se va”.
Pese a que cuando era candidato criticó a los políticos que dejan sus puestos botados asegurando que “él no sería de esos”, El Bronco finalmente se mordió la lengua y pidió un permiso de 6 meses para lanzarse a la presidencia, dejando a su cargo al gobernador interino, Manuel González Flores, quien seguramente hubiera sido mandatario por varios meses más si Bronco hubiera ganado la elección presidencial, pero como no fue así y como tenía trabajo asegurado, pues Jaime regresó a su “plato de segunda mesa”, que es gobernar a los pobres regios.
Con esto se demuestra que muy independientes y según ellos distintos, pero en realidad todos los políticos son iguales y ven a los cargos públicos como “changarros sin importancia” que ahí le encargan a sus compadres cuando quieren, y a los que pueden abandonar y retomar cuando quieran como si se tratara de una tienda de abarrotes.
Por: Omar Ariel Cortes