México.- Una fuerte pena y tristeza experimentó Rodrigo Sánchez, un hombre de 20 años de edad con “cuerpo renacentista” (con unos kilitos de más) luego de que él y su prima fueran a la tienda Zara a comprar una ropa que necesitaban para ir a una boda, y se topara con la sorpresa de que ni volviendo a nacer cabria en alguna de las prendas que vendían, y además terminaría siendo humillado incluso por los propios empleados:
“Desde que llegué a la tienda el guardia se me quedó viendo raro y me detuvo, no se portó grosero pero me preguntó que si sabía qué tipo de tienda era esa, y al decirle que si solo me miró de forma extraña y me dejo pasar.
Eso no fue lo único raro, al entrar todos me voltearon a ver sorprendidos, hasta los niños y bebés que iban en brazos de sus madres me miraban como entre riéndose y extrañados.
Sin embargo, comencé a preocuparse cuando vi a unas mujeres de complexión delgada salir llorando y gritando que estaban echas unas cerdas”, relató.
Rodrigo comenta que su estancia en la tienda fue como un capítulo de la dimensión desconocida: “le hablé a varios empleados para preguntarles si tenía unas camisas y pantalones que me gustaron en talla grande, pero todos me ignoraban. Después de unos minutos uno que claramente se veía gay me respondió, pero solo para decirme que no estaba interesado. Le pregunté que no interesado en que, y me dijo que no me daría mi número ni saldría nunca conmigo.
Después de comentarle que solo le hablé porque era él empleado y quería preguntarle algo de la tienda, y él decime que ya está acostumbrado a que le digan ese tipo de pretextos para ligárselo, me dijo que la ropa miniatura que veía eran las tallas extra extra extra grande.
De repente me miró sorprendido y me preguntó que si acaso yo tenía intenciones de comprar ahí. Yo no dije nada y de la nada comenzó a carcajearse y le dijo a todos sus compañeros que yo había entrado con la intención de comprar ahí, todos comenzaron a reírse: los clientes, los bebés, el gerente, fue algo humillante”, señaló entristecido.
El hombre señala que el empleado le gritó que mejor fuera a Suburbia o Milano: “en esas tiendas si venden ropa para gente como tú, que tienes el cuerpo de Britney Spears cuando cantó Gimme More en los premios MTV, o sea gorrrddddaaaaa”, le dijo el empleado mientras lo barría de arriba abajo.
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El hombre señala que estaba tan apenado optó por salir “con la frente en alto”: “salirme sin comprar nada era como aceptar mi derrota, así que fui al área de bufandas y zapatos que (lo digo sin pena) era lo único que me podía comprar por mi complexión.
Al final pagué unos zapatos y una bufanda, aunque ahora me entero que lo que me llevé es en realidad una pashmina, que es como una bufanda andrógina para hombres pero con diseño femenino”, confesó el chico quien decidió no revelar que hasta la pashmina y los zapatos le habían quedado apretados.
“Pensé que yo estaba mal pero ni siquiera mi prima que pesa 60 kilos pudo comprar algo porque no entraba en la ropa. al final nos salimos pero no dejaban de suceder cosas extrañas, como que vimos a Eiza Gonzales llorando porque había engordado 300 gramos y ya no le quedaba nada, entre otros extraños sucesos”, puntualizó.
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Por: Omar Ariel Cortes
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