San Luis Potosí.- Gran sorpresa se llevaron los habitantes y turistas de Real de Catorce, San Luis Potosí, luego de encontrase al mandatario Enrique Peña Nieto caminando por las calles “totalmente alucinado” luego de que consumiera uno de los famosos peyotes, droga que crece en la región y que atrae a miles de turistas que deseen experimentar un viaje psicodélico.
Los testigos señalan que EPN arribó con un par de “cuates”, y aunque al principio se negó a consumir la planta alucinógena los camaradas terminaron convenciéndolo:
“Peña siempre quiso visitar Real de Catorce para vivir la experiencia de acampar y comer peyote, finalmente ayer decidió darse un break y aprovechó para invitar a unos amigos e ir. Enrique arribó con una boina rastafari y unas rastas falsas para no ser reconocido, sin embargo no le sirvió de nada ya que los habitantes rápidamente lo reconocieron”, señaló la periodista Carmen Aristegui que investigó el viaje.
Por su parte, el dueño de la fonda donde Nieto y sus acompañantes acudieron a comer relata cómo fue que el mandatario se animó a probar el peyote: “luego de ordenar unos mezcales y unas enchiladas, uno de ellos sacó un peyote que minutos antes había encontrado en el monte y le preguntó a los demás si se animarían a probarlo. Nieto se rio y dijo que él no le entraba a eso, pero le insistieron que si lo mezclaba con la comida no pasaría nada y hasta le daría un sabor a champiñones. Finalmente (después de insistirle 2 minutos) accedió a comerlo, al principio todo iba bien pero después de unos segundos comenzó a decir que veía elefantes morados volando, y a mí no dejaba de repetirme que yo era Goku de Dragon Ball y me pedía que le dijera donde escondía las esferas del dragón”, comentó el dueño.
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Los testigos señalan que el presidente caminaba por las calles saludando a todos y sonriendo: “lo cuidoso es que se portó muy amable y decía que todos éramos sus carnalitos. De hecho comenzó a aventar por toda la ciudad los fajos de billetes que traía mientras gritaba que el dinero era algo material y él era un ser 100% espiritual. Algunos le preguntaban si se encontraba bien y aseguraba que estaba mejor que nunca pero su mirada de loco delataba que estaba en un alucín muy fuerte: los ojos se le salían y a la vez que se reía comenzaba a babear. Además intentaba besarnos a todos y hasta dijo que en ese momento renunciaba a su cargo de presidente porque se quedaría toda la vida en el pueblo a ver los atardeceres y comer peyote para siempre”, confesaron.
Los informantes señalan que el efecto de la droga le duró todo el día: “mientras se iba comenzó a gritar que no nos preocupáramos ya que si Donald Trump construía el muro él lo derribaría con sus cadenas de Andromeda y polvos de diamante, entre otras muchas incoherencias que delataban que todavía estaba disfrutando de su viaje psicodélico”, puntualizaron.
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Por: Omar Ariel Cortes
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