Francia.- Gran decepción y tristeza experimentaron cientos de Godínez y habitantes de una colonia de la CDMX al acudir como de costumbre a comer con la famosa vendedora de garnachas Doña Pelos, y percatarse que la marchanta simplemente había desaparecido.
Los clientes comentan que pensaron que había cerrado por un problema personal, sin embargo Conchita, la dueña de la miscelánea ubicada a un lado de la cochera donde Pelos tiene sus puesto, les comentó que la cocinera se ausentaría por 2 meses ya que había viajado a Francia para abrir su primer puesto de garnachas en el Viejo Continente:
“Conchita nos comentó que Pelos se inscribió al programa de Toño y Pepe y tras quedar seleccionada el gobierno la apoyó para que abriera su primer puesto en París (con la finalidad de exportar nuestra gastronomía a otras partes del mundo). La verdad todos en la cuadra estamos desesperados, hoy el Oxxo estuvo a reventar porque al no tener a Pelos tuvimos que vernos en la necesidad de comprar un Vikingo, Maruchan, Burritos Lonchibon y otras chucherías para calmar el hambre. No sabemos que hacer porque la mayoría solo tenemos una hora para comer y no podemos darnos el lujo de desplazarnos a otra colonia”, comentó Gonzalo Godín, un oficinista.
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Por su parte, la hija de Pelos que no pudo viajar con su progenitora (porque esa semana tenía su reunión mensual de empresarias Mary Kay que vende por catálogo) comenta que la inauguración del puesto fue todo un éxito: “mi mamá no pensó que le iba a ir tan bien pero los parisinos quedaron fascinados con las patas de puerco, pozole con maciza, enchiladas, pambazos, tacos dorados y otras fritangas que los europeos ya consideran delicias culinarias.
La idea de mi jefa no es quedarse allá, es ir a entrenar a un grupo de señoras francesas para que cocinen las garnachas e inaugurar mínimo un puesto al mes en cada esquina de París. Lo malo es que esta tenido muchas dificultades con las doñas que contrató porque son muy secas y feas de modos. Pelos les repite una y otra vez que si las garnachas no nadan en aceite y no tienen un toque de mugre (tierra, sudor, bacterias de dinero, etc.) no saben a nada, pero las señoras nada mas no le hacen caso, quieren cocinar todo con aceite de oliva, no le quieren poner sal a la comida porque dizque daña las arterias, y el colmo es que hacen las salsas como si fueran agua para que no piquen. Ahorita el puesto es un éxito porque mi jefa cocina, pero teme que el negocio fracase cuando deje a las señoras parisinas al cargo porque de verdad cocinan como tienen la personalidad (bien seca y sin chiste). Pelos mejor ya está pensando en sacar un préstamo en Banco Azteca para mandar a sus comadres a París y que ellas cocinen, porque las francesas nomás no nacieron con el don de convertirse en unas verdaderas Doñas Pelos”, puntualizó.
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Por: Omar Ariel Cortes
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