México.- Gran tristeza y depresión experimenta Brayan Sánchez, un hombre de 32 años que desde hace 5 labora como guardia de un conocido supermercado, luego de enterarse que su trabajo no es equivalente a ser integrante del S.W.A.T., la unidad de élite americana capacitada para realizar las misiones más peligrosas que los oficiales regulares no pueden cumplir.
Brayan señala que fue uno de sus amigos quien le dijo que “él era un guardia de supermercado y un combatiente de élite americano” ya que su labor solo consiste en detener a las personas que se roban productos y de supervisar que los empleados no platiquen en horas de trabajo:
“Él llega a todas las reuniones con su uniforme y exige respeto cuando lo trae puesto. Cuando anda con ropa normal se siente una rosona común y corriente, pero en cuanto se pone el traje de policía que utiliza en el supermercado quiere que le hablen de usted y hasta cree que tiene el derecho de hacer menos a los demás. Él se niega incluso a quitarse su uniforme cuando va por la calle porque asegura que todos lo confunden con ser un policía municipal y le guardan respeto”, dijo el compañero.
El conocido señala que en una reunión se pusieron a ver una película que narra las aventuras a las que se enfrenta el S.W.A.T. y el Brayan no dejaba de presumirles que él se enfrentaba a riesgos similares:
“No nos dejaba ver la película por presumirnos que cuando van los del banco a poner el dinero en los cajeros él es el encargado de protegerlos, además de que una vez un tipo quiso robarse un taladro y tuvo que forcejar con él y casi lo apuñalan, entre otras aventuras que para nada se comparaban a lo que salía en la película. Como no se callaba tuve que decirle la verdad; que no era un soldado de élite y su trabajo solo es estar parado 8 horas meneando una macana”, confesó.
Por su parte, el Brayan señala que sus amigos le dijeron eso porque “le tienen envidia”:
“En la empresa donde me contrataron tuve que someterme a un intenso entrenamiento para aprender de artes marciales (como someter a alguien con la macana). No solo aprendí a pelear, sino también a utilizar la inteligencia para controlar situaciones de riesgo.
Esos weyes (sus amigos) me tienen envidia porque trabajan de mecánicos o cosas aburridas, yo en cambio me enfrentó a día a día a diversos peligros y tengo que detener a poderosos criminales (lo que se comen las cosas adentro del súper y no las pagan).
Además, basta con ver cómo me trata la gente cuando voy con mi uniforme por la calle; soy una persona que impone respeto y miedo porque me lo he ganado, y porque la dura labor que realizo me ha hecho duro y desconfiado”, puntualizó mientras se ponía sus gafas oscuras y miraba al horizonte para verse más malote y carita.
Por: Omar Ariel Cortes
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